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Entonces ¿Era un jueguito de marinero?

"One Day" - Película One Day (Dé doble Play)
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Ayer te dije que no creía en el destino, ¡Esas cosas que se atraviesan en la boca! Y ya, estando ahí, salen volando, y echan a perder las flores, el jardín, y al jardinero.

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El viento, como hacía quince años nos daba frio. A vos en el corredor mientras jugabas. Y a mí, llegando del colegio como a esta hora.

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Ayer crucé mis piernas en el Morazán. Las cruce y deseé un cigarro mientras te esperaba. Leí en mi teléfono viejos registros del Rio Misisipi, mientras te imaginaba de trecientas formas distintas.

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Pensé: ¿qué pasaría sino llegabas? ¿Para dónde me iría? Entonces empezó a llover y me sentí mejor.

 

La gente echó a correr, y claro fue preguntarme ¿Por qué putas corren? Tampoco era tan copiosa la lluvia, Apenas llegó a mojarme los labios, unos minutos de azúcar antes, de que lo hicieras vos.

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El Morazán, cerca de las cinco de esa tarde, mientras te imaginaba de trescientas formas posibles, se convertía en un portal con puños de rocio sobre la hierba.

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Un café amargo, un pudin de maicena, y un concierto con la macorina de fondo seguro, no era el itinerario que soñaste. Los osos perezosos no estaban ya por la caída de la tarde. Sin embargo, levantaste los pies sobre la silla, por aquel dinosaurio peludo y negro, que cruzo el piso de madera y  te hizo sospechar más todavía del lugar.

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Los ebrios tenían bolsitas de suero colgando en los autobuses. También "tubos improvisados" me dijiste.

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Decenas de flechas como a Apolo me fueron clavadas mientras "claroscuro" tocaba. ¿Por qué tan serio? Me preguntaste. Y yo ¿que podía decir? El corazón se me inflaba y ya, para entonces, no estaba ahí, me llevaba donde se juntan todos los corazones que flotan.

 

Pense por un momento petrificarte, ya sabes como a Dafne. Pero qué sentido tiene venerar un laurel, por más hermoso que sea.

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​Me encantaba cuando esas dos palabras explotaban en su boca, como juegos artificiales. Hoy el cielo está encapotado.

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Hoy me voy al sur. No podre subir las gradas de piedra, tampoco ver el reloj de sol cuando hagas yoga. Mon Laferte me sabe a vos, ahora, solo a vos.

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