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Quizás lo bello de vos fue que no me quisieras.

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Quizás lo bello de vos fue que no me quisieras
Y aun así, te quedaras velándome los labios, las entrañas y los muertos.

Que mi carne te fuera inútil en la tarde
Pero pusieras la mesa: una vela roja a la mitad, a la mitad de la noche, con la mitad de todos los deseos.

Quizá lo bello de vos fue que no me quisieras,
pero insistieras siete veces siete en abrirme la puerta las siete veces siete que toque.

Y te gustara dejarme en agonía el cuerpo
Y que pareciera de escarcha el sol en una gota de agua
Y convirtieras las piedras en mariposas y en palabras
Y me las echaras encima
E inventaras una excusa para no movernos del fuego

 

Y que en la oscuridad soplaras tus dedos,
y crecieras una tormenta, afuera, en la montaña 
Y cerraras las puertas de madera
y los ojos
Y rezaras no cortarte los dedos
Y tatuaras en espejos rotos no quererme nunca.
Y entonces,
me hicieras el amor, mientras afuera caía una tormenta.

 

Quizás lo bello de vos fue que no me quisieras y te aparecieras con un vestido verde oliva pegado al cuerpo,
mientras afuera caía una tormenta. Y compraras cerveza para los malditos y nadaras en el estanque, en donde los peces nos mordían los lunares y nos enseñaban los dientes, 
y los versos flotaran con las ramas secas sobre el estanque

 

Quizás lo bello de vos fue que no me quisieras nunca, 
y te volvieras opera mientras escribo
Lo bello de vos fue que no me quisieras nunca,
nunca,
nunca, 
nunca.

Unknown Track - Unknown Artist
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