top of page

Cuando el Soundtrack de “Love” no me alcanza

Cuando el Soundtrack de “Love” ya no me alcanza

 

Eh intentado como si nada ocurriera. Cómo quien se espanta una idea con la mano izquierda bajo la escalera. Me excito con aquellas imágenes que buscan hacerme daño.

 

Un martes le hice círculos al borde de un vaso de cerveza salada: ese día todo acabó.

​

Hoy evito el arco iris que por ahora no me sirve de mucho. Los poemas de Oliveiro y el Soundtrack de "Love" corren la misma suerte. Bebo, para imaginar que nunca pasó. De nada sirve: es cuando más florece.

 

Ensayo entonces como matarla y lo consigo. Entre el noticiero de las siete y los gemidos de un puta gato en celo le doy muerte. Entonces busco deshacerme del cuerpo. Como un acto terrorista autoinfringido lo he dejado caer de nuevo en la memoria. Aún esta tibio. Escucho a Lhasa de Sela. Soy un reincidente desde hace mucho tiempo.

 

Resurge. Vuelve cuando camino, cuando enciendo la radio, cuando abro  Facebook. Y sobre todo, cuando me lavo los dientes.  He intentado todo, creo. Pero, no lo logro.  Hasta por algunos segundos, pensé hacerle caso a un tío y leer a Zuan Falum.

​

Se ha puesto de acuerdo con este viento helado: estoy convencido que entre los dos revuelcan las tablas sueltas del tragaluz.

 

Tres o cuatro poemas están guindados en la cortina del baño. ¡Es ella, estoy seguro! Mi escritorio es un basurero a cielo abierto. Admito que es posible que ocupe terapia. Bahh no creo.

​

Camino por la avenida central. Entonces me parecen las piedras más livianas.  Y el viento, el viento es un milagro que me golpea la cara.

bottom of page